Cuando "hablar cristiano" se vuelve más importante para ti que el servicio cristiano, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando cómo te ven los demás es más importante para ti que lo sabes que Dios ve, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando estas mas comprometido con tu equipo, tu trabajo, o a tu mismo, pero no sostienes el compromiso que hiciste de adorar con tus hermanos y hermanas, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando esperas que los demás satisfagan tus necesidades, pero no haces nada para aprender de las de ellos, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando tu ofendes con facilidad y te ofendes con la misma facilidad, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando ves fácilmente los pecados de los demás y te sientes justificado en los tuyos a causa de los de ellos, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando dices amar a Jesús, pero no te preocupa nada de su novia, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando hablas trivialmente del perdón de Dios, incluso mientras te niegas a perdonar a los demás, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando hablas con ligereza de su gracia, incluso mientras continuas en determinada desobediencia, puedes no estar caminar con Cristo.
Cuando afirmas extrañar el pueblo de Dios, pero no sientes ninguna obligación con ellos, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando estas más preocupado por la paja en el ojo de tu hermano que la viga en los tuyos (y sí, tienes una!), puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando sientes fácilmente ira hacia la corrección en lugar de quebrantamiento por el pecado, puedes no estar caminando con Cristo.
Cuando puedes vivir fácilmente con convicción, negarla e ignorarla, hasta que te hayas acostumbrado a ella que escuchas sus súplicas y ya no te reprende, puedes no estar caminando con Cristo.
Pero cuando el Espíritu Santo te molesta, te humilla, te quebranta, haciendo tu pecado parecerte mayor que el de todo el mundo, y finalmente dejas todas tus excusas, culpa, fariseísmo y auto-justificación, a los pies de la cruz para recibir y conceder a otros el perdón que sólo el quebrantado puede entender jamas, dejando allí tu pecado, egocentrismo, insuficiencia, ira, amargura, resentimiento y espíritu desobediente porque no tiene lugar en presencia de un Salvador que fue crucificado por ese pecado - entonces estás empezando de nuevo a caminar con Cristo.
Hoy, mas que la vida mismas, quiero caminar con Cristo.
Hoy, mas que la vida mismas, quiero caminar con Cristo.
por Hershael York
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