Saludo Ignacio, que también se llama Teóforo, a la Iglesia de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo, que está en Filadelfia, en Asia, que ha obtenido la misericordia, y está establecida en la armonía de Dios, y se regocija sin cesar en la pasión de nuestro Señor, y está llena de toda misericordia por su resurrección; a la que saludo en la sangre de Jesucristo, que es nuestro gozo eterno y perdurable, especialmente si [los hombres] están en unidad con el obispo, los presbíteros y los diáconos, que han sido designados según la mente de Jesucristo, a quienes ha establecido en seguridad, según su propia voluntad, y por su Espíritu Santo. Capítulo 1. Elogio del obispo El cual obispo sé que obtuvo el ministerio que pertenece al [bien] común, no por sí mismo, ni por los hombres, Gálatas 1:1 ni por vanagloria, sino por el amor de Dios Padre y del Señor Jesucristo; ante cuya mansedumbre estoy admirado, y que con su silencio es capaz de lograr más que los que hablan vanamente. Porque es...
La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos. (Sal 119:130) Temas biblicos y teologia reformada