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Un vaso de agua fria para un discipulo

  El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. (Mat 10:41-42 RV 1960) Nuestro Señor nos alegra diciendo que el menor servicio hecho a los que trabajan en su causa es observado y recompensado por Dios. Aquel que da a un creyente tan poco como "un vaso de agua fría para beber en nombre de un discípulo, no perderá en absoluto su recompensa". Hay algo muy hermoso en esta promesa. Nos enseña que los ojos del gran Maestro están siempre sobre aquellos que trabajan para él, y tratan de hacer el bien. Tal vez parezca que trabajan sin que se les note ni se les preste atención. Las acciones de los predicadores, de los misioneros, de los maestros y de los visitadores de los pobres, pueden parecer muy triviales e insignificante