En su magistral colección de 145 sermones sobre Juan 17, el puritano Anthony Burgess aborda innumerables cuestiones relativas a la salvación, la cristología y la oración. Al exponer el versículo 5 de esta «Oración del Sumo Sacerdote», nos ayuda a responder a una pregunta crucial: ¿Cuáles son las cualidades de una oración fructífera? 1. Las oraciones fructíferas deben ser las oraciones de un hombre justo Debe ser la oración de un hombre justo, alguien que se lava de sus pecados. Esto es necesario porque los pecados tienen lengua - claman venganza y rápidamente clamarán más fuerte que nuestras oraciones. Por eso se dice que la oración de un impío es abominación al Señor (Prov. 28:9), y el ciego pudo ver y decir: «Dios no escucha las oraciones de un pecador». (1) Hay dos clases de pecadores. El primero es el pecador que voluntariamente persiste en su maldad; éste es el hombre a quien Dios no oirá. Pero hay una segunda clase de pecador: el pecador que ora, se lamenta y se arrepiente
La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos. (Sal 119:130) Temas biblicos y teologia reformada