La palabra de Dios satisface las necesidades de los hombres pecadores como ninguna otra cosa puede hacerlo. Para un cristiano, la palabra de Dios es inextricable de nuestra identidad y unión con Cristo. La Biblia nos da poder, y lo hace impartiéndonos el mismo poder que levantó a Jesús de la tumba. Y la Biblia es pura y verdadera también. Su verdad restaura el alma, conforta al afligido, envalentona al débil y corrige al pecador. Como dice la Confesión de Fe de Westminster, abrazamos la "verdad infalible y la autoridad divina... de la obra interna del Espíritu Santo que da testimonio por y con la palabra en nuestros corazones" (1.5). A través del poder del Espíritu, la palabra de Dios lleva al cristiano a la humilde postura del arrepentimiento. Esta es la principal diferencia entre un santo creyente y un pecador incrédulo: el santo creyente sabe que el arrepentimiento es el umbral hacia Dios, y cultiva la humildad de buscar la gracia del arrepentimiento diariamente, si no c...
La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos. (Sal 119:130) Temas biblicos y teologia reformada