Durante los últimos días he estado más o menos confinado en la cama. Eso es raro para mí, ya que tengo veintisiete años y estoy sano. Pero tengo un disco degenerativo en la parte baja de la espalda que se dispara de vez en cuando. En lo que respecta a las aflicciones físicas, ésta es afortunadamente menor. No es nada comparado con el cáncer al que se enfrenta un miembro de mi iglesia, o con las enfermedades debilitantes con las que luchan otros miembros. Pero aun así, ha echado por tierra mis planes para la semana. He tenido que faltar a clase, retrasar un día de aniversario con mi mujer, y quedarme en la cama toda la noche en lugar de jugar con mis hijos. En todo esto, Dios me ha estado enseñando lecciones que no quería aprender particularmente. Me está enseñando a no encerrar la frustración en palabras duras hacia mi esposa, a no preocuparme por cómo podría desarrollarse esta condición en las próximas décadas, a saber cuán dependiente de él soy realmente. No quería aprender estas lec...
La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos. (Sal 119:130) Temas biblicos y teologia reformada