Los padres ven los beneficios de la disciplina con mayor facilidad que sus hijos. Cuando yo era un niño, yo nunca compré la idea de que estaba siendo castigado porque mis padres me amaban. Yo no lo veía de esa manera. Actuando como mi propio abogado defensor, ensayé en mi mente la gravedad de mi castigo; Consideré la precipitación del veredicto, la desproporción entre el crimen y el castigo. Ordeñé mi auto-compasión y lloré en mi almohada. Injusto! Sólo cuando me hice mayor vi la disciplina a través de una lente más clara. Por supuesto, ahora me alegro de la disciplina amorosa de mis padres. Pero ¿qué pasa con la disciplina de Dios? ¿Estamos agradecidos por ello? ¿Vemos su amor en ella? Como creyentes, nosotros luchamos para aplicar esta lección de la niñez en nuestro caminar de fe. A menudo vemos la disciplina de Dios desde una perspectiva infantil. Sufrimos- provocando que nos preguntemos, ¿por qué? Cuando las cosas malas le suceden a la gente de Dios, nos rompe la...
La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos. (Sal 119:130) Temas biblicos y teologia reformada